ALIMENTACIÓN

¿Qué se sirve en la mesa de las familias argentinas?

Verduras, lácteos, carnes y harinas encabezan las respuestas de la encuesta sobre el consumo de alimentos que realiza la Fundación COLSECOR. Hábitos y estrategias para hacerle frente a la inflación. Por Laura Giubergia

1 ilustra 2 redaccion mayo octubre 22
1 ilustra 2 redaccion mayo octubre 22 Daniel "Pito" Campos
24-10-2022

"A los 13 años me di cuenta que mi vieja nunca había sufrido del estómago. Nunca tuvo dolor de estómago, siempre quiso que comiéramos nosotros. Y, cada vez que llegaba la comida, decía: 'me duele el estómago'. ¡Mentira!, era porque no alcanzaba. Por eso la amo a mi vieja".

Diego Armando Maradona contó esta anécdota cientos de veces. Hablaba de su vida, de la Argentina anónima de la década de los 60 y 70. De las villas de "emergencia" que no tenían nada de pasajero, sino de todo lo contrario. Porque la pobreza lejos está de ser un asunto de coyuntura, en un país de crisis cíclicas, de fracasos permanentes, de dolores que no cesan.

El consumo de alimentos, medido y analizado a partir de una encuesta realizada por la Fundación COLSECOR entre el 15 de julio y el 4 de agosto pasado, aporta datos concretos sobre qué compran y cómo organizan su alimentación las familias argentinas, en un contexto inflacionario que obliga a reprogramar hasta los hábitos más arraigados. 

Casi nueve de cada 10 argentinos aseguraron que consumen verduras, lácteos, huevos, fideos y carne -vacuna y de pollo- todas las semanas. Y casi la misma proporción (entre siete y ocho de cada 10 argentinos) respondió que consumen galletas, panificados y frutas al menos una vez cada siete días. 

Con las legumbres, los cereales, la carne porcina, las semillas y el pescado la proporción cae de manera significativa: menos de la mitad de los argentinos los consume al menos una vez por semana.

Pero esta radiografía semanal de cómo comen los habitantes del país tiene un cambio abrupto si se analiza de manera diaria: seis de cada 10 argentinos consumen lácteos, quesos y verduras todos los días, mientras que menos de la mitad de los encuestados respondió ingerir galletas, panificados, frutas y huevos a diario. En cuanto a la carne vacuna y la de pollo, el descenso es aún mayor: solo cuatro de cada 10 argentinos dijeron consumirlas a diario.

Cambio de hábitos

El esperado asado del domingo, por caso, se ha vuelto un plato difícil de alcanzar en numerosos hogares argentinos, en donde su frecuencia es cada vez más espaciada. "Hacemos asado una vez al mes nomás, y si invitamos a otros familiares o amigos, tenemos que repartir los costos", reconoce Manuel, un vecino del interior de la provincia de Córdoba. 

Algunas de las estrategias que despliegan las personas consultadas por la Fundación COLSECOR consiste en adquirir en el supermercado sólo aquellos productos que se encuentran en oferta (48%), así como en comprar sólo productos para consumir en el corto plazo (46%). 

En tanto, como Manuel, un 26 por ciento dijo haber reducido significativamente el consumo de carne. De la encuesta se desprende que la carne vacuna es la que más consumieron los argentinos este año (46%), seguida por la carne de pollo y pavo (36%), cerdo (11%) y, muy en último lugar, el pescado (3%). Sin embargo, en cuanto a la frecuencia de consumo, el pollo supera a la carne vacuna en cantidad de días que se come en una semana. 

Para comer, desde $54.343 por familia

La Canasta Básica Alimentaria que mide Fundación Colsecor en 50 localidades de diferentes provincias aumentó su costo promedio durante septiembre un 5,4 por ciento con respecto a agosto. Esto significa que en los primeros nueve meses del año, se ha registrado un aumento del 77,5 por ciento. Si se analiza de manera interanual, la escalera es aún más ardua: 88,4 por ciento.

¿Qué significa esto? Que hoy una familia compuesta por dos adultos y dos menores necesita al menos 54.343 pesos para comer.

Mientras la clase media hace malabarismos para no dejar de ser, casi la mitad de la población del país no consigue ubicarse por encima de la línea de la pobreza. La directora ejecutiva de la Fundación Banco de Alimentos Córdoba, María Cozzi, ya alertó que en estos meses rojos de 2022 la demanda en los comedores populares aumentó alrededor del 50 por ciento. De 100 raciones diarias por cada comedor, ahora se intentan dar 150 o 160. Además, hay unas 400 organizaciones que pretenden dar de comer en los barrios de Córdoba y que ahora están en lista de espera en el Banco de Alimentos.

“Venimos de un 50 por ciento de carbohidratos como alimentación principal. Se cocina con harina porque eso llena la panza, y no es como la fruta y la verdura que tienen un valor nutricional alto pero escasea. Casi no recibimos este tipo de alimento”, describió Cozzi.

El precio, un factor decisivo

Ante la consulta sobre qué variables hacen falta para mejorar la alimentación, casi la mitad de las personas que respondieron la encuesta (46%) consideró que es el dinero. En la enumeración le siguen la motivación personal, el tiempo y más información. Un 18%, en tanto, dijo estar conforme con su calidad alimentaria. 

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