¿Cómo percibimos los argentinos la oferta laboral, cultural y educativa de nuestra ciudad?, ¿Y los servicios públicos?, ¿Nos sentimos felices?, estos fueron algunos de los interrogantes que la Fundación Colsecor se planteó para llevar a cabo la Encuesta Sobre Bienestar y Calidad de Vida en Ciudades Argentinas.
La investigación, que fue realizada del 26 al 29 de junio, se estructuró en base a tres ejes: Bienestar personal, Satisfacción con la vida en cada localidad y Confianza social.
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El trabajo se constituye en una nueva apuesta institucional para avanzar en el conocimiento del interior profundo. “Desde su nacimiento, la Fundación Colsecor buscó promover el desarrollo de las comunidades de Argentina tierra adentro. Asumió ese desafío a través de proyectos que generan información sumamente actualizada, buscando promover el desarrollo local y favorecer el desarrollo de políticas y acciones”, expresó José Néstor Lino, presidente de la Fundación y de la Integración cooperativa COLSECOR, al tiempo que destacó que “consideramos de suma importancia que el sector cooperativo se involucre frente a las necesidades sociales, culturales y económicas emergentes con propuestas y aportes innovadores”.
Pensar la vida en el territorio y visibilizar su diversidad
La encuesta se realizó incluyendo en igual medida a quienes integran ciudades grandes (más de 100.000 habitantes), intermedias (de 100.000 a 35.000 habitantes), medianas (de 35.000 a 10.000 habitantes) y pequeñas (menos de 10.000 habitantes).
“A través de este trabajo podemos encontrar similitudes en las maneras de pensar, sentir y vivir de acuerdo al tamaño de las poblaciones. Ese me parece uno de los aspectos más ricos. Se incorpora información estadística para pensar la vida de localidades dispersas a lo largo del territorio nacional”, sostuvo la socióloga Natalia Calcagno, que junto al politólogo Mario Riorda, intervino en el diseño e implementación del estudio.
Por medio de 62 preguntas, la encuesta indagó sobre temas como salud, educación, oferta laboral y cultural, así como seguridad, transporte y servicios públicos. También fue consultada la percepción en torno a la felicidad y a la posibilidad de disfrutar de los amigos y la familia en la localidad, entre otros.
“En términos de autopercepción los habitantes de lugares chicos se sienten mejor respecto a sus condiciones de vida que quienes viven en las grandes ciudades. No es que sea objetivamente así, pero es su sentir. Comenzamos a observar entonces que vivir en un lugar chico no es mejor ni peor, sino que es bien distinto”, indicó Calcagno, al tiempo que agregó que investigaciones de estas características “colaboran para romper con la dicotomía CABA/interior del país y ayuda a enriquecer el concepto de federalismo que suele aparecer como algo único y homogéneo. Me parece que ese concepto también incluye la diversidad y este tipo de encuestas permite captar esas diferencias”.
El retorno al pueblo
Dentro de los temas que comprendió la encuesta, se abordó el fenómeno de la migración. “El estudio rompe con inercias históricas donde en general hemos visto migración interna desde lo micro a lo macro, del pueblo a la ciudad”, analizó el politólogo Mario Riorda, “En términos de chances migratorias, la mitad del país consideraría un cambio y dentro de ese grupo, son más los que piensan en trasladarse a lugares más chicos, no al revés. Por otro lado, a diferencia de lo que reflejan los grandes medios, no es tan grande el porcentaje de quienes se irían del país. Esta idea crece específicamente en el sector juvenil de las grandes ciudades”.
Otros aspectos abordados fueron la participación y los lazos comunitarios. Sobre los resultados que arrojó la investigación, Riorda indicó que “la vida comunitaria es muy fuerte, la participación es significativa y explica muchísimo la vivencia social en las ciudades en general. A medidas que más pequeñas son las poblaciones se vuelve más intensa, más densa y por lo tanto mucho más rica”.
Aspectos metodológicos
Intervinieron de la encuesta 1525 personas de 182 localidades seleccionadas de manera aleatoria a través de redes sociales. También se realizaron cruces por sexo, edad, educación e ingresos. El margen de error fue del +/-2,5%. El trabajo se realizó del 26 al 29 de junio a través de cuestionarios digitales en medios online (encuestas CAWI), coordinadas por las consultoras Dicen y Proyección.
“Se encuestó a la misma cantidad de personas por cada uno de los cuatro estratos participantes (localidades pequeñas, intermedias, medianas y grandes). Esto garantizó la participación de quienes habitan los pueblos chicos, que habitualmente no están muy reflejados en las encuestas, sobre todo teniendo en cuenta que en las grandes ciudades del país vive la mayor parte de la población”, sostuvo Hilario Moreno del Campo, director de la consultora Dicen.
“El planteo online nos permitió resolver bastante bien la llegada a las pequeñas localidades. Por otro lado fue elegido porque es amigable para quien responde la encuesta. Fue un trabajo muy interesante, cuyos resultados ofrecen información sobre aspectos que uno presume y que pueden confirmarse al contrastar los datos”, finalizó Moreno del Campo.